Bielorrusia y Polonia:cuando la inmigración es un arma
- Sergio Martínez López
- 12 nov 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 13 nov 2021
El pueblo polaco, siempre tan resiliente, parece marcado por un gafe histórico, frente al cual necesitará algo más que su tradicional fe católica para solventar los múltiples problemas existentes.
Tras soportar estoicamente el hostigamiento y la ocupación por parte de los peores regímenes totalitarios en el siglo pasado (recordemos la tragedia de los campos de concentración nazis y la represión de la cúpula comunista durante tres décadas), parecía que la transición realizada por el sindicato Solidaridad en los años 80 y su posterior adhesión a la UE y a la OTAN traería tiempos de estabilidad y paz.
Sin embargo,la incertidumbre vuelve a cernirse sobre las almas de este peculiar país.Esta vez, el enemigo no es Adolf Hitler,Stalin o la ley marcial de Jaruzelski (figura clave en la transición),sino un personaje, especialmente ligado al entorno de Vladimir Putin, que no deja de desafiar a los burócratas bienpensantes de Bruselas (y por extensión a los ciudadanos de los países comunitarios entre los cuales nos encontramos los españoles).

Me refiero,claro está,al presidente,o más bien autócrata,de Bielorrusia Aleksandr Lukashenko,el cual está al frente de la nación (y de la economía) desde el año 1994. Su política,con desfiles propios de los años 30, ha estado marcada por elecciones no del todo fiables y por la sombra de la violación de derechos humanos, razón por la cual parte de la oposición se ha instalado en Varsovia.
De este modo, al estilo de Marruecos con España,ha propiciado, nuevamente,otra crisis humanitaria utilizado como cobayas a migrantes de Oriente Medio y África.Auténtica trata de personas.
Así,desde el pasado lunes, cientos de personas de esta condición se han agolpado a lo largo del alambre de espino que discurre por la extensa frontera (400 kilómetros) que separa ambos países.

Recordemos que Polonia llega hasta este punto tras plantear un desafío a Bruselas a propósito de su soberanía jurídica (el famoso Polexit).No se fían del todo de sus aliados del oeste y persisten en la devolución en caliente de estos pobres hombres,mujeres y niños metidos dentro de humildes tiendas de campaña.Con ellas deberán soportar las extremas temperatura del frío polaco.Y se acerca el invierno...
Máxima tensión, porras,cañones de agua, soldados a ambos lados de la frontera, civiles inocentes manejados por figuras megalómanas...Ingredientes para una crisis política de mayor envergadura (esperemos que no).Recordemos que la primera guerra mundial estalló no muy lejos de aquellos lugares,en la frontera entre Austria-Hungría y Serbia, si bien las razones de aquello fueron bien distintas.
Valorando lo hechos,la UE debe dar la cara si quiere que la tomen en serio. Para ello,debe mostrar determinación y contundencia con Bielorrusia,aunque eso moleste a su principal aliado,Vladimir Putin, figura siempre tan ambivalente,pétrea e interesante dentro de la geopolítica.
Resulta peligroso el hecho de que cada vez más gobiernos del mundo vean a la inmigración como un arma para ganar réditos políticos o económicos. Para acabar con estes tipo de situaciones no basta solo con la retórica de los derechos humanos (como si estos fuesen una Biblia que pregonar al resto de los paganos del globo que no viven bajo nuestra sacrosanta democracia).Si Polonia no se ve defendida por la UE,se defenderá sola, amparándose en su soberanía nacional (cedida es cierto al bloque comunitario).
Los británicos ya abandonaron el barco. ¿Quiénes serán los siguientes? A veces pienso que es mejor malo conocido que bueno por conocer en estos temas, porque fuera de la UE hace mucho frío y si te sales de ahí pierdes ventajas que,hoy por hoy y con un Occidente no tan pujante como en el pasado, resultan imprescindibles.
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