Breve homenaje a Antonio Escohotado Espinosa (1941-2021)
- Sergio Martínez López
- 21 nov 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 25 feb 2022
"Descanso en paz arropado por mi familia". Estas son al parecer las últimas palabras de una de las mentes más brillantes y eclécticas de la historia reciente de nuestro país, ese que le sobra valentía para ponerse frente a un toro bravo pero luego le tiemblan las piernas a la hora de enfrentarse a la lectura.
Antonio Escohotado Espinosa (1941-2021) nos ha dejado a los 80 años tras pasar los últimos meses de su vida en una finca en su querida Ibiza, aquella donde recaló en los años 70 tras abandonar su plaza en el ICO (Instituto de Crédito Oficial) para abrazar la revolución sexual de los hippies y la experimentación con todo tipo de drogas (principios activos los llamaba él).
Escohotado posee una veintena de obras o libros que configuran un catálogo tan colosal como fascinante en el cual podemos hallar los tres volúmenes gigantescos de Los enemigos del comercio, Caos y orden, Sesenta semanas en el trópico o Historia general de las drogas. En sus páginas conviven los temas propios de un sabio: física, metafísica, filosofía, historia, economía, política, química, matemáticas, geografía (a este anciano aún le quedaban fuerzas para estudiar la geografía de Islandia), biología...Nada se le resistía a un tipo que, como bien decía él en muchas ocasiones, intentaba ir por la vida sin prejuicios o tesis que confirmar, poniendo el foco en la búsqueda de la verdad, de la belleza y del conocimiento. Es decir, trataba de encontrar la virtud, tema central de la filosofía desde los griegos.
Pese a que lo conocí hace años por Internet (sus charlas de archivo colgadas en su canal de Youtube pueden llegar a formarte más que muchas lecciones magistrales) y aún no me he embarcado, por mi juventud, plenamente en su pensamiento, ha sido de un tiempo a esta parte uno de mis faros intelectuales y una de las personas que más he seguido en redes. Gracias a él sigo, y seguiré, en la senda infinita del conocimiento y del autoconocimiento. Jamás olvidaré sus disertaciones y reflexiones sobre el liberalismo (doctrina ignorada casi por completo en mis clases universitarias), la libertad (la política, la personal y la económica), el individuo, el Estado, la ética, el derecho, el comercio, el nazismo, el fascismo, la figura de Marx, el comunismo (recordemos que de joven casi llegó a irse a combatir a Vietnam a las órdenes del Vietcong), la revolución, el cristianismo, los misterios eleusinos, la persecución de las drogas en nuestra sociedad y cómo debemos encarar una cuestión tan ancestral como problemática. Todo ello sin olvidar los celebérrimos debates con Juan Carlos Monedero y Pablo Iglesias. Oro puro.
Trato de aplicarme en mi día a día una de sus frases más importantes: "El intelectual es aquel que pretende penetrar en la realidad, mientras que el sabio es aquel que deja que la realidad penetre en él". Es decir, Escota, como lo llamaban los amigos, se interesaba sesudamente por la siempre inabarcable, gris y compleja realidad, yendo a las raíces de aquellas cosas que le interesaban, a las fuentes primigenias, trascendiendo así todo tipo convencionalismos, dogmas ideológicos y límites temporales y espaciales. Enfocaba el estudio con el entusiasmo del que sabe que no sabe y sin embargo pone todos los esfuerzos de cada una de sus células en cubrir esas lagunas o vacíos, porque como bien decía: "El destino del ser humano es saber".
Hizo propio y de la manera más humilde el Sapere aure de Horacio retomado por Kant y nos enseñó así que es posible cambiar tu manera de ser y de pensar la realidad. Para ello , es imprescindible abandonar la cárcel de la ideología y analizar, verdaderamente, aquello en lo que crees ciegamente, aquello que configura buena parte de tu personalidad y que por esa misma razón es tan difícil de abandonar...
Descansa en paz don Antonio junto a Sócrates,Platón,Aristóteles,Hegel, Hobbes o Newton. Gracias por tanto maestro, seguiremos con tu legado.

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