El lebensraum de Estados Unidos: la Doctrina Monroe
- Sergio Martínez López
- 7 mar 2022
- 3 Min. de lectura

¿Por qué millones de soldados marchan hacia países extranjeros por orden de los gobiernos? ¿Por qué invadir territorios y violar su soberanía? ¿Sigue vigente el derecho de conquista en tiempos de derechos humanos? ¿Qué ideas sustentan la guerra más allá de los lucrativos negocios? ¿Cómo responder ante el ataque terrorista? ¿Cómo convencer a tu ciudadanía para emprender el camino bélico y abandonar la vía diplomática? ¿Cuánto debemos gastar en defensa?
Son preguntas que podríamos hacernos ante los conflictos que han azotado nuestro convulso siglo XXI. Irak, Afganistán,Libia, Siria, Palestina, Israel, Somalia, Sudán, Nigeria, Ucrania...La lista es larguísima y no acabaríamos nunca. Para responder a estas cuestiones debemos retomar un concepto decimonónico clave en las relaciones internacionales y cuya senda marca la geopolítica actual (con sus matices, claro): el espacio vital. Acuñado por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel (1844-1904), fue una parte fundamental del imperialismo de la Alemania nazi. Si lo pensamos bien el ideario de Hitler está compuesto, básicamente, de lebensraum, lucha de razas y antisemitismo. El USA de mediados del XIX era también racista (recuerden el Ku Kux Klan y las leyes Jim Crow) y también halló su particular espacio vital. Se llamó Doctrina Monroe: "América para los americanos". El espacio vital. Fronteras naturales de la Revolución francesa, III Reich, Yankees.
El orador, senador e historiador estadounidense Albert J. Beveridge (1862-1927) pronunció estas agudas palabras: «Las fábricas estadounidenses hacen más de lo que el pueblo estadounidenses puede utilizar. El suelo estadounidense está produciendo más de lo que puede consumir. El destino ha escrito nuestra política por nosotros. El comercio mundial debe ser y será nuestro». China tiene que dar de comer a su gigantesca población y no puede perder a su mayores clientes: Europa y USA. Es otro tipo de imperialismo. Imperios grandes necesitan territorios y recursos. Estados vasallos.
La Doctrina Monroe es la que está detrás de la hegemonía estadounidense. Es, al fin y al cabo, la que otorga a USA la legitimidad para ser la policía del mundo, por mucho que China le esté comiendo la tostada en varios ámbitos. Desde la expansión hacia el oeste a costa de los pueblos indios hasta su extensión más allá del Atlántico y del Golfo de México. "América para los americanos". Bush "Volvamos a hacer América grande" decía el histriónico Donald Trump.
La política exterior de los yankees durante las últimas décadas no difiere mucho de la emprendida por la actual Rusia de Putin, si bien es cierto que en la segunda el Estado de derecho brilla por su ausencia. Pero ambos Estado han invadido países países con la excusa de exportar, o bien la democracia y los valores occidentales o bien mantener intereses. Ambos han puesto gobiernos títeres al servicio de sus intereses, forjando alianzas en función de los mismos a fin de extender su influencia. Es el mecanismo de los imperios, no puede ser de otra manera. Curiosamente el criminalizada por los medios Donald Trump fue uno de los presidentes menos belicistas en la historia reciente del país. El republicano tan amante de los rifles fue el único presidente que no se metió a su nación en una guerra desde 1980. El progresista y demócrata Joe Biden tardó nada y menos en bombardear Siria e Irak.
Ahora bien, haciendo un poco de abogado del diablo, para mí Estados Unidos es la España del Siglo de Oro. Es el imperio a batir y se lo han creído, generando simpatías y odios a partes iguales. Por ello, debe intentar hacer prevalecer sus intereses por todo el mundo. El imperialismo toma otras caras. China parece haber aprendido bien de ello. No dispara una sola bala, compra deuda externa y te convierte prácticamente en un esclavo. Más estratégico.
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