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El Reino de Valencia visto por un francés antes de la invasión napoleónica

  • Foto del escritor: Sergio Martínez López
    Sergio Martínez López
  • 27 nov 2022
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 28 nov 2022

Laborde, Alexandre de (Paris, 1773- ¿?, 1842). Al servicio de Austria, luchó contra la República Francesa. En tiempos de Napoleón I fue diputado y luego prefecto del Sena (1830). Sus libros Viaje pintoresco e histórico por España, Itinerario descriptivo de España, relatan sus viajes por España y constituyen un excelente documento de la ida española del siglo XVIII.





Principios del siglo XIX.


Los valencianos heredan el uso lucrativo de los arrozales de las Auroras; pero esta especie de cultivo, fijando las que se le dedican en lugares pantanosos e insalubres, es más perjudicial que provechosa para la población; a veces ha sido necesaria la intervención de la autoridad para moderar su progreso.


La actividad y la industria de las ciudades no ceden ante las del campo. El comercio del reino de Venecia, en las producciones de su tierra, en bruto o manufacturadas, es muy extenso; el único producto de la exportación de sedas trabajadas se estima en cuarenta y cinco millones de nuestras libras. El carácter y el genio de los valencianos también pueden elevarse a ocupaciones liberales; Ninguna provincia de España, acaso, ha dado a luz, en proporción a su extensión, tanto número de hombres diestros en las ciencias, en las letras, en las artes.


En Xativa, hoy San Felipe, nacieron dos papas, de distinta fama, Calixte III, en veneración de sus virtudes cristianas, y Alejandro VI, ambos de la familia Borgia. Los esplendores de las academias y de la Universitat de Valence mencionan

de un gran número de eruditos, escritores, poetas y artistas. También nació en Xàtiva el pintor Ribera, cuya fama se ha difundido en Europa con el nombre de l'Espaglzo!let~.


La ciudad de Valence, en la que nos detendremos primero, no necesitó recurrir a artistas extranjeros para construir y adornar sus mejores edificios. VALENCIA, capital del antiguo reino al que dio nombre, se levanta a orillas del Guadalaviar, en medio de una vasta, risueña, fértil vega, cercana al mar, de la que sin embargo no experimenta influencia desgraciada. , y adornado con un gran número de casas de recreo.


Su población intramuros se estima en ochenta y dos mil almas; y como su clero secular y regular es numeroso, hay pocos pueblos tan ricos en iglesias y edificios religiosos. Este gran número de eclesiásticos, entre los que hay siempre hombres de letras y de saber, una nobleza cortés y cuidada de conservar su dignidad, una universidad, una academia de ciencias, otra dedicada a las bellas artes, dos bibliotecas públicas, hacen de Valencia una ciudad muy estancia agradable.


Las ciudades más importantes, después de esta capital, son, ÛRIHUELA, que tuvo, en varios períodos de su historia antigua, sus particulares gobernantes; ALICANTE, cuna del poeta árabe Mahomed ben Abdelhaman~ y hoy célebre por su comercio; SAN FELIPE, levantada a principios del siglo pasado sobre las cenizas de Xàtiva, donde acababa de renovarse el ejemplo dado por la antigua Sagunto; y MuRVIEDRO, considerable a los ojos de los amigos de las artes por la gran cantidad de antigüedades que allí encuentran.

 
 
 

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