Ayer 12 de noviembre llegó el retorno de Jose Luis Garci a los debates cinéfilos en vivo y en directo. El programa se llama "CLASSICS" y cada viernes desgranará las obras maestras que nos ha dado el celuloide desde su nacimiento. Con un formato en blanco y negro y con unos colaboradores de lujo (Eduardo Torres-Dulce, Rosa Belmonte o Pedro García Cuartango entre otros), la calidad está más que asegurada. Otra generación de cinéfilos nacerá gracias a estas iniciativas imprescindibles para el mantenimiento de la cultura.
El primer programa lo han dedicado a una de esas cintas míticas, sobre las que corren ríos de tinta desde su estreno: Ciudadano Kane (1941), dirigida por Orson Welles con guión de Herman J. Mankiewicz y fotografía de Gregg Toland.
Hace 80 años ocurrió un terremoto en Hollywood. Llegó un mozalbete arrogante de nombre Orson Welles. Con 25 años, revolucionó la narrativa cinematográfica tras brillar en otros medios de la época como el teatro (cogió a actores afroamericanos para representar obras de Shakespeare) y la radio (hizo creer a todo un país que venían los alienígenas con su mítica retransmisión de La guerra de los mundos). Contaba por parte de la productora RKO con total libertad presupuestaria y creativa. Sorprende que alguien que viniese de tan solo dos cortometrajes realizase el que para muchos es el debut más brillante de la historia del séptimo arte. Innumerables lecturas ofrece tanto la cinta como las circunstancias del rodaje. Recordemos que el director fue víctima de una campaña mediática sin precedentes orquestada por el emperador de la prensa William Randolph Hearst. Con su red de periódicos, revistas y emisoras de radio, vertió sobre el joven acusaciones serias para la época (comunismo, sodomía y adulterio nada menos).
El momento que recalco en esta breve reseña sucede cuando Kane, ya dueño del periódico Inquiere, observa una foto donde figuran los periodistas más importantes que trabajan para la competencia. Al siguiente plano, vemos a esos mismos personajes, en tiempo real, posando para otra foto como nuevo equipo del ambicioso magnate, realizando así un notable ejercicio de la elipsis y del tiempo. Eterno Orson Welles...
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