Todos contra todos: debate electoral de las elecciones de Madrid

Pablo Iglesias (Unidas Podemos), Rocío Monasterio (Vox), Mónica García (Más Madrid), Isabel Díaz Ayuso (Partido Popular), Ángel Gabilondo (PSOE) y Edmundo Bal (Cs) posan ante las cámaras de Telemadrid antes del debate.

Posiblemente este breve post no será bien digerido por mentes biempensantes y acérrimos seguidores de la política española, pero ahí va...

Brigadista, filonazis, mantenidos, centristas, racistas, negacionistas y chaletazo. Fueron algunas de las palabras que los distintos candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid intercambiaron el pasado miércoles 21 de abril durante las dos horas de debate electoral. Tales exabruptos e injurias confirman a mi juicio una evidencia innegable: la política y la ciudadanía juegan en ligas distintas. Quienes esperasen ver en el debate algún resquicio de argumentación, reflexión y diálogo sano se equivocaron de canal, pues cada candidato, con independencia del color político, se dedicó a intentar desacreditar al contrario a cualquier coste. Las consecuencias sociales, políticas, económicas y culturales de la pandemia son meros instrumentos al servicio de unos individuos que juegan con las ilusiones de un electorado cada vez más polarizado. España es muchísimo más grande que sus políticos. No están al nivel de la situación ni de los desafíos que nos esperan. En un momento en el que debe primar la colaboración, el diálogo, la política de pactos y el interés colectivo, estos señores y señoras parecen vivir en los años 30 del siglo pasado, apostando por el sectarismo, la tergiversación, la confrontación, promesas vacías y la politización de las víctimas.

Estos individuos, ignoro los que vendrán, no se merecen estar donde están y mucho menos cobrar semejantes cantidades ingentes de dinero por ello. Poco queda ya de aquella ágora de las polis griegas donde se discutían realmente los problemas de los ciudadanos. Quizá vuelva.