Cainismo político: una vieja historia
- Sergio Martínez López
- 10 sept 2021
- 2 Min. de lectura


Cainismo: actitud de odio o fuerte animadversión contra allegados o afines.
Por todos es bien conocido que no todas las amistades duran para siempre, pues las diferencias entre los integrantes de dicha relación pueden hacerse más que evidentes, haciendo insostenible un mínimo de cordialidad y entendimiento entre las dos partes.En el aspecto político, el cainismo es un fenómeno digno de analizar porque frecuentemente las luchas intestinas, lejos de generar un entendimiento común y una revisión de las posiciones, han fragmentado históricamente partidos y bloques políticos,forjando destinos que mueven a personas, líderes y naciones hacia caminos inexorables que a los historiadores nos generan, a modo de juego, ucronías tan disparatadas como interesantes.
Así sucedió en la URSS con la pugna entre trotskistas y estalinistas a propósito de cómo concebir el marxismo-leninismo o en la fatídica noche de los Cuchillos Largos en la Alemania nazi. Las dos fotografías que encabezan este artículo pueden parecer contradictorias: Otto Strasser (1897-1974), político y militar alemán representante del ala más izquierdista del partido nazi y el binomio Iglesias-Errejón, paradigma de la fragmentación de la izquierda española personificada en el original Podemos que vino a poner patas arriba el sistema.
El primero, perdió a su hermano en la noche en que el dictador descabezó a los miembros de la SA molestos para la consolidación de su proyecto. A punto de ser líder del partido nazi y obtener el título de canciller, representaba la vertiente más socialista del partido (nacionalización y colectivización de los medios de producción y mayor capitalismo en lugar de mayor anticomunismo), rechazando en parte los postulados racistas, fascistas e imperialistas defendidos por el bloque hitleriano. Apartado de los puestos relevantes de la formación por la “bolchevización” que suponían sus ideas, Otto fundó un grupo, el Frente Negro donde fueron a parar todos aquellos nacionalsocialistas anticapitalistas descontentos con el líder. Finalmente, acabaría expulsado de la formación por conspiración y alianza con el judaísmo, siendo considerado “enemigo público del Reich”, razón por la cual tomó el camino del exilio a Canadá.
Respecto a las diferencias ideológicas entre Errejón e Iglesias, creo que Podemos hubiese seguido una línea totalmente distinta a la que hemos visto, la cual hubiese minimizado el personalismo, la crispación y la vehemencia apostando por una política más moderada y crítica.
Quizá si la izquierda fascista de Otto hubiese encabezado el partido nazi el destino de Europa y del mundo hubiese cambiado, quizá si Errejón hubiese estado al frente de Podemos la formación morada gozaría de mejor salud en el panorama político español.Ambas historias nos demuestran que las culturas políticas no son entes fijos sujetos a dogmas sino cuerpos de ideas en continua revisión. El cainismo político y la lucha de egos parecen tónicas propias del ser humano…
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